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18 Veces


Alejandro está realmente raro esta noche, desde que llegamos a la cena de celebración del año nuevo chino, para quienes no lo saben el 2021 es el año del Buey, le he notado bastante extraño. Usualmente es un hombre estoico, parco y poco dado al contacto físico con las personas, su educación impartida primero por niñeras inglesas y luego colegios y universidades Europeas, lo han formado de una manera bastante fría, podría decirse que es como si sufriera de una especie de alergia al contacto físico innecesario con las personas. Detesta los abrazos impostados de presentación o de agradecimiento, los besos en la mejilla que casi siempre están de más y que le toquen en alguna parte del cuerpo para llamar su atención. Pero... por alguna razón que desconozco, el día de hoy ha está más propenso al contacto físico, en especial o debería decir que en exclusiva conmigo.


Desde el momento en que llegamos a la embajada para participar en la cena de gala de celebración, ha hecho contacto físico en varias oportunidades conmigo, la primera fue el ofrecerme su brazo para ingresar al salón de ceremonias, un salón imponente en el segundo piso de la embajada china, precedido por un inmenso corredor de mármol decorado con esculturas de Dragones y Guerreros terracota, que le dan la bienvenida a los invitados y que pareciera que hacen un cortejo ceremonial al embajador, quien como buen anfitrión ha recibido a todos sus invitados en la puerta del gran salón de ceremonias, garantizando de este modo que ha saludado a todos los asistentes a la velda.


Me tomaré unos segundos para honrar la decoración del lugar, la cual ha sido digna de más de un elogio de quien ha podido verla, no solo por lo exquisita que resulta, sino por la manera tan creativa en la que ha logrado evocar los símbolos más reconocidos de esta cultura milenaria, sin dejarse llevar por el mal gusto, lo recargado o el cliché. Quiero comenzar haciendo mención a las sedas de color rojo, con estampados de siluetas doradas de flores de cerezos que decoran las paredes, para continuar el recorrido con el techo del cual cuelgan diversidad de faroles tradicionales de año nuevo; las mesas tienen una decoración con caminos de mesa dorados, que hacen contraste con el rojo de las paredes y de los faroles. Los centros de mesas, están compuestos por flores de cerezo y una cadena fina de monedas antiguas chinas, que decoran los jarrones. Los platos y cubiertos tienen pequeñas de figuras de bueyes, a todos los asistentes nos han regalado unas hermosas bolsas, ubicadas en cada una de las sillas, en ellas hay diferentes figuras alusivas a la buena fortuna, todo repito escogido con un gusto exquisito.

Pero volviendo a mi reflexión, una vez saludamos al embajador, de manera respetuosa pero a través del contacto físico de su mano en mi cintura, me guió hacia nuestra hermosa mesa y a lo largo de la velada, ha llamado en varias oportunidades mi atención tocándome en el brazo, el hombro o la mano, como en este momento, que me toca el brazo para preguntarme:


- ¿No te ha gustado la comida? -Con esta creo que es la décima vez que me toca.

- ¿Por qué lo dices? -Le pregunto.

- Porque casi no has comido, de hecho le has prestado más atención a nuestro ídolo pop chino que a la comida. -Me dice con picardía señalando para donde esta Hedi sentado.

- Puedes dejar de molestar, no es necesariamente algo romántico, es más bien un tema de que es de las pocas personas que conozco en esta recepción. -Le digo tratando de disimular la atracción que me causa el personaje, espero haberlo hecho mejor de lo que aparentemente he estado haciendo ahora.

- Primero, yo no hable de un interés romántico fuiste tú... y antes de que me interrumpas, puedo garantizar que el interés romántico es mutuo. -Me dice mirando de nuevo a donde está Hedi sentado.

- ¿Puedes dejar de mirar? -Le digo entre dientes, enterrando un poco mis uñas en su brazo.

- La pregunta es ¿puedes tu hacerlo? o deberíamos preguntarle a él ¿puedes dejar de mirar a mi amiga?

- ¡¡No me está mirando!! -Le digo más fuerte de lo que realmente pretendía, llamando la atención de algunos de los invitados sentados en nuestra mesa.

- Apostamos a que tu artista chino, puede decirnos las veces que te he tocado a lo largo de la velada. -Me dice con suficiencia.

- Pero de que estás hablando, si acaso nos miro una vez para saludarnos con un gesto de cabeza. -Le respondo con incredulidad, consciente de que Hedi es un hombre atractivo, al que se le han acercado las mujeres más hermosas de la fiesta y aunque no tengo baja mi autoestima, debo decir que no me ha favorecido la distancia en la que nos sentaron a Alejandro y a mi, de la mesa de Hedi, además debo afirmar que no he hecho mayor cosa por llamar su atención, por la pena que me causa de que otros se den cuenta de que me atrae.

- Y luego te ha mirado cada vez que cree que no le estamos viendo.

- Pero de ¿¿qué hablas??

- Si no me crees, ¿por qué no hacemos una apuesta?

- ¿Sobre qué? ¿Sobre si me ha mirado durante la celebración?

- Sobre si sabe ¿cuántas veces te he tocado a lo largo de nuestra velada?

- No vas a ir hasta allá a preguntarle, mira que te conozco. -Le digo aprensiva, porque sé que Alejandro es bastante audaz y es capaz de hacerlo.

- Tú tranquila, lo importante es que has aceptado el reto, ya miraré yo ¿cómo logramos descifrar nuestro misterio?

- Pero de ¿qué hablas? -Le digo inquieta de pensar las mil y un formas que tiene Alejandro para conocer la respuesta a esa pregunta y todos me dejan en un mal lugar.

- Te digo que comas antes de que le des la impresión a nuestros invitados de que no has disfrutado de la gastronomía china. -Me indica mientras señala mi plato, para luego ponerse a hablar con otros de los invitados sentados en nuestra mesa.


La velada ha pasado en medio de deliciosa comida, platos típicos deliciosos, algunos no han sido de mi agrado por la cantidad de picante que tenían, pero la mayoría me ha encantado; además de que hemos podido disfrutar de algunas manifestaciones artísticas musicales y de danza. Ahora han despejado el salón y nos han invitado a socializar en una nueva estancia, en donde con la pericia social que caracteriza a Alejandro, nos ha llevado por en medio de todos los invitados y ha logrado que primero socialicemos con varios de ellos y segundo lleguemos hasta donde está el ídolo pop chino:


- ¿Has disfrutado la velada? -Le pregunto con timidez a Hedi luego de saludarlo.

- La verdad me habría gustado estar sentado en otra mesa, pero de igual manera me han ubicado en un lugar donde me ha resultado muy agradable la vista. -Responde con una sonrisa.

- ¿Puedo proponerte un reto? -Le pregunta Alejandro y yo al oír la pregunta, le clavo las uñas en el brazo a mi amigo.

- ¿Por qué te resistes? si sabes que de igual manera lo voy a hacer. -Me dice soltándose de mi agarre.

- Por favor, me estimulan los retos, creo que sacan lo mejor del carácter de las personas. -Responde Hedi con tranquilidad.

- Si me contestas una pregunta, te regalo una cita romántica con mi hermosa amiga. -Le dice señalándome, mientras mis mejillas se ponen de un color roja intenso como el de las amapolas.

- No creo que a Hedi le interese ...-Comienzo a decir, con la intensión de dar por terminado este intercambio, pero soy interrumpida por un chino atractivo bastante entusiasta.

- Por ese tipo de recompensa, me alzo ante cualquier reto. -Responde Hedi.

- ¿Cuántas veces he tocado a mi amiga a lo largo de la velada? -Le pregunta de manera más discreta, logrando que solo oigamos los interesados.

- 18 veces. -Dice mirándome a los ojos.

- ¡¡Que lástima!! -Responde Alejandro. - Me habría parecido de lo más interesante que hubieras conseguido una cita con mi amiga, pero no has acertado. Ahora si nos disculpas debemos seguir saludando a los invitados. -Concluye mientras me ofrece de nuevo el brazo, el cual yo agarro un poco desilusionada porque me habría gustado tener una cita con él.


Antes de que podamos a alejarnos, Hedi me toma por el brazo delicadamente, llamando nuestra atención y le dice a Alejandro:


- Estoy de acuerdo contigo, esa cita entre Michelle y yo será además de entretenida, especial, te recojo el viernes. -Me dice mirándome a los ojos.

- Eso sería un hecho si hubieras acertado, pero fueron 16 las veces que la toqué, estoy seguro porque las conté. -Le dice Alejandro interponiéndose entre nosotros.

- Eso es porque estás contando desde el momento en el que nos sentamos a cenar, pero en esa cuenta has dejado por fuera el brazo que le ofreciste antes de entrar al salón y la mano en la cintura que le pusiste cuando la guiabas en medio de las mesas, es decir que la tocaste 18 veces. -Para mi sorpresa y la de Alejandro, al parecer no sólo ha contado las veces en las cuales Alejandro me tocó, sino que además ha estado pendiente de mí durante toda la velada.

- Al parecer el año del buey te ha traído además de fortuna, algo de romance. -Me dice Alejandro sonriendo mientras se aleja de donde estamos, dejándome en compañía de mi apuesta cita.

- Espero que además de romance también te pueda brindar, compañía, amistad y miles de momentos especiales, comenzando por una noche de sushi... -Me dice Hedi ofreciéndome su brazo para seguir recorriendo el salón.


Debo decir que desde esa noche el buey es mi animal favorito.

Nickole Naihans L

Nickinaihaus






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