Desde lugares alejados hombres, mujeres, incluso pequeños vienen a develar o intentar comprender un poco de lo que les depara el destino, uno marcado por los caprichos de Zeus, otros por los celos y el resentimiento de su mujer Hera y otros por la voluntad de alguno de los 10 dioses restantes del Olimpo.
Paso los días y las noches en medio de miles de personas, algunas hermosas, otros no tanto, algunos enfermos, otros con cuerpos esculturales debido a la entrega que tienen a su obligación de defender a pueblo, cada uno viene, me visita y aunque se pudiera pensar que siempre tengo compañía, la verdad es que siempre me encuentro sola.
- ¿En qué piensas? -Me preguta Apolo(1).
- En la soledad. -Le contesto vagamente.
- ¿Cuál soledad Pitia?, si estamos todo el día rodeados de personas, desde que maté a Pitón. -Me contesta extrañado.
- Pero estamos solos, yo estoy sola, todos vienen, me hacen sus preguntas y una vez que les he dado alguna respuesta, alguna esperanza, se van. -Le oigo reírse.
- ¿Esperanza? Te olvidas de Ío, la pobre campesina que...
- Claro que la recuerdo, como olvidar una joven tan hermosa, tan llena de vida. -Lo interrumpo con rabia.
- Una vida que le develaste llena de tristezas una vez conociera a Zeus. -Me recuerda Apolo, olvidando que no me permitió decirle lo mucho que sufriría por eso.
- No me dejaste decirlo de manera tan textual. -Le recuerdo con resentimiento.
- Pero de igual manera lograste decirle que su belleza sería la causa de su desgracia. -Y vaya que lo fue, un vez Hera la reconoció como la mujer de quien su esposo estaba prendado, la transformó en ternera y envió un hombre a torturarla sin cesar.
- Nuestro trabajo es ofrecer alguna respuesta a sus preguntas, pero no develarles su futuro, eso ya lo sabes. -Me dice en todo paternalista.
- Eso no significa que no me sienta sola, además de que olvidas que en invierno ni siquiera tu me haces compañía. -Le reprocho, en un tono que devela el sentimiento de soledad que me aqueja y lo mucho que he llegado a encariñarme con él. Y es que como no hacerlo, es el epitome de la juventud, la belleza, no por nada lo reconocen los mortales como una fuente de vida y curación, además de que todo lo que sale de sus manos, de su cuerpo, su mente y su inspiración es arte.
- Así que el problema es que te hago falta. -Su presencia me deja sin palabras, mientras reflexionaba sobre su belleza, él aprovecho para manifestarse ante mí y dejarme literalmente sin palabra.
- Vaya mi bella Pitia, al perecer he logrado un milagro. Te he dejado sin palabras.
- Así es mi señor, mi cerebro ha tarado un momento en reacomodar sus parámetros de belleza, para poder asimilarlo de manera adecuada. -Me disculpo.
- No debes disculparte mi hermosa Pitia, he sido descuidado y al parecer te he abandonado por mucho tiempo, pero al verte a los ojos puedo reconocer que hay algo más que te está molestando.-Me dice acariciando mi rostro, haciéndome perder un momento el aliento.
- Es que siento...-La verdad no sé como decirle lo que pienso.
- No te cohibas ahora, mi elegida. -Me dice mirándome con cariño y comprensión.
- Es que siento que mi trabajo es limpiar el polvo, para liberar el brillo de las estrellas. - Le digo cohibida, el me rodea con sus poderosos brazos en un tierno gesto, acerca su cara a la mía y me dice.
- No mi bella Pitia, tu trabajo como mi elegida es alegrarme los días y dejar que yo te alegre las noches, mientras iluminamos el futuro de los demás mortales. -Y cierra esa promesa con un beso, uno en donde puedo ver un futuro en compañía del más hermoso de los dioses.
Nickole Naihaus
Nickole Naihans
Nickinaihaus
P.D. Me tomé una pequeña licencia histórica, pues en realidad no se tiene registro de que Ío fuera al horaculo de Delfos.
P.D. (2) Quiero aclarar que es una historia de ficción producto de la creatividad mía, no pretende otra cosa que entretener al lector. Aunque si está basada en hechos históricos de la mitología griega.
(1)Cuenta la historia que cuando Apolo se dirigió a Delfos, donde mató a Pitón y se instaló en el oráculo que había ocupado la serpiente Pitón, en él instaló a una joven llamada Pitia, que estaba encargada de transmitir en de forma ambigua, los oráculos que el dios la inspiraba.
(2)Apolo es uno de los doce dioses griegos del Olimpo, ha sido reconocido variadamente como dios de la luz y el sol, la verdad y la profecía, el tiro con arco, la medicina y la curación, la música, la poesía y las artes, además de que se le ha caracterizado como el. Epítome de la juventud y la belleza, fuente de vida y curación, mecenas de las artes y tan brillante y poderoso como el mismo sol, Apolo fue posiblemente, el más amado de todos los dioses.
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