El Banquete

Leo varias veces la dirección que está escrita en la tarjeta, para confirmar que en efecto este es el lugar a donde he sido invitada. Respiro profundamente y oprimo el timbre, una vez, dos veces, tres veces, nadie responde; miro a través de las ventas que se encuentran medio abiertas para comprobar si hay alguien en casa, pero no puedo ver mayor cosa porque todas las habitaciones tienen las luces apagadas. Justo cuando estoy dando media vuelta para regresar a mi apartamento, porque al parecer no hay nadie, la puerta principal se abre lentamente.
Espero unos segundos para que la persona que abrió salga a recibirme, pero esto no sucede, es como si la puerta se hubiera abierto sola:
- ¡¡¡Hola!! -Saludo desde el portón.